Los seres humanos somos criaturas fascinantes.
A lo largo de nuestra historia hemos creado miles y miles de convenciones sociales para sobrevivir, convivir, perdurar.
La familia es solo una de ellas.
Hablamos de familia y de inmediato pensamos en la crianza, en las cosas que nos fueron legadas, en las personas que tienen lazos con nosotros, bien sea de sangre o cercanía, en bienestar, en protección…
Muchos incluso pensarán en la familia como la piedra angular de las sociedades modernas. O al menos eso nos enseñaron.
Pero, ¿qué significa ser parte de una familia?, ¿es sólo algo que está relacionado con los lazos de sangre y parentesco?, ¿qué pasa cuando llevamos el concepto de familia al límite?, o mejor, ¿cuándo lo alejamos de los extremos y señalamos sus matices?
Durante esta temporada hemos estado explorando la forma cómo las producciones audiovisuales nos muestran a las familias, tribus y clanes, tanto desde una perspectiva histórica, como desde el concepto mismo de la vida familiar, de la fraternidad.
En nuestro último capítulo de la temporada queremos cerrar con una serie que habla de una familia poco convencional, la familia Roy, la de Succession, la aclamada serie de HBO.
¿Qué entendemos por familia cuando esta está compuesta por seres humanos amorales, atrapados por el poder, el dinero y el legado?
Paola Arcila les acompaña en este capítulo final de nuestra tercera temporada de «Familias, Clanes y Tribus».
Empecemos.
Por cosas de la vida, este capítulo lo escribimos la misma semana de la muerte de la reina Isabel II. Hemos visto todos los memes y todas las reacciones de ira del nuevo rey Carlos III y no podemos dejar de pensar en lo anacrónicas que son las monarquías en los tiempos modernos.
O eso es lo que nos gustaría creer.
Las familias empresariales y políticas son las nuevas monarquías. Sin irnos más lejos, la periodista María Jimena Duzán hablaba hace poco de cómo 70 familias en Colombia son las dueñas de casi todo el poder.
El poder económico, el poder político, el poder mediático.
Todos los “ricos”, los “poderosos”, los “influyentes” vienen de una misma rama familiar, que lleva décadas, incluso siglos, asentadas en el poder.
De eso precisamente trata Succession, una serie creada por Jeremy Strong, que nos muestra la historia de Logan Roy y sus herederos, cuatro hijos que a todas luces no están listos para sucederlo y honrar su legado.
Como estamos viendo con el príncipe Carlos, convertido en rey a sus 73 años, una cosa es heredar el poder y otra cosa es representarlo. Logan, al igual que la reina Isabel II, es ante todo un símbolo.
No es una figura con la que sintamos empatía o conexión. De hecho, muchas veces queremos verlo perder con el mismo entusiasmo con el que celebramos sus victorias.
Esto es en gran parte gracias al trabajo actoral de Brian Cox, un actor escocés de 76 años, que ha participado en producciones como Troya, Corazón Valiente o Manhunter.
Aquí Cox interpreta al patriarca de Waystar Royco, un conglomerado de multimillonarias empresas de comunicación, parques de atracciones y cruceros.
Logan Roy es una persona que representa a los “poderosos”, a esos empresarios que hacen cualquier cosa por lograr sus objetivos, a esos que ven a los demás sólo como piezas en su tablero de juego.
En este caso, las piezas principales de su partida son los hijos de su segundo matrimonio, Kendall, Roman y Shivon, todos interpretados con maestría por los actores Jeremy Strong, Kieran Culkin (hermano del protagonista de Mi pobre angelito) y Sarah Snook, respectivamente.
Saber quién será finalmente el sucesor de Logan, bien sea porque él lo nombre o porque alguno de ellos logre derrocarlo, es la dinámica que mantiene el interés durante las tres temporadas que dura esta apasionante serie.
Aunque sí somos sinceros lo realmente fascinante es el retrato que hace la serie sobre esta familia multimillonaria, dañada emocionalmente, traicionera, arrogante y violenta.
Todos quieren el poder.
Tanto la familia central, como los que están orbitando alrededor de ellos, pero aunque son en teoría casi dueños del mundo, hay miles de cosas que salen de su control.
Desde algo tan simple como el clima o el tráfico de una ciudad como Nueva York, hasta algo más humano como la enfermedad, la depresión y la soledad.
En Succession, el poder es al mismo tiempo la llave y la prisión.
Los Roy crecieron junto a las empresas de su padre. Es su realidad. Es su horizonte. Su legado y su maldición.
En parte por vivir sin límites financieros, en parte por ser los hijos de un matrimonio disfuncional, Kendall, Roman y Shivon sólo conocen el amor fraterno a través de una mirada de competencia.
Se quieren, se apoyan, pero no lo hacen en los términos en que estamos acostumbrados.
Durante tres temporadas vemos cómo se clavan el puñal constantemente, cómo se manipulan y explotan sus dolores y traumas más profundos, cómo se odian, pero también cómo siempre terminan uniéndose en torno a sus vacíos y a sus objetivos.
Hay una escena en la primera temporada en la que los tres se encuentran bajo un puente en uno de sus castillos familiares para compartir un cigarrillo.
En este «Game of Thrones» empresarial, incluso ellos que son seres humanos horribles, tienen espacio para reírse y consolarse.
¿Por qué siguen siendo familia a pesar de todo el daño que se hacen mutuamente?, ¿por qué siguen juntos?
Si uno se pone a pensarlo, el conglomerado empresarial de Logan Roy es como otro hijo más. Es la obra que Logan construyó y que tiene casi la misma edad de sus hijos.
Dejarlo ir, es dejar ir algo que lo define, algo que hace parte de su esencia.
Entregárselo a uno de sus sucesores es estar dispuesto a reconocer en ellos parte de lo que él cree es la razón de su éxito.
Pero Waystar Royco no es una empresa exitosa. Es un imperio en declive. Un dinosaurio listo para recibir el impacto de un meteorito.
Logan lo sabe, pero realmente su búsqueda no es persistir en el poder, sino ganar. De eso se trata todo. Ganarle a sus hijos. Ganarle a la historia. Ganarle a la justicia. Ganarle a la conciencia.
El patriarca escoge sus pérdidas para ganar, mientras que sus hijos siguen perdiendo porque no están dispuestos a perder nada. No saben escoger sus derrotas. No saben cuándo parar.
Lo que los une como familia es esa memoria compartida de sus tristezas, de sus frustraciones, de sus traumas y dolores. Basta verlos hablar de su mamá para entender cómo esa figura, dañada y ausente, los unió.
Nos encanta esta serie de HBO, no sólo porque es una de las mejores producciones del momento, sino también porque nos sirve para cerrar esta temporada y para hablar de cómo las familias finalmente son figuras que construimos en torno a memorias o relatos compartidos.
En estos seres humanos que viven al límite de la empatía, vemos la forma cómo los lazos fraternos se reinterpretan todo el tiempo para mantener la conexión, para sobrevivir, para perdurar.
En esta temporada hablamos de «Familias, Clanes y Tribus», en ella exploramos conceptos de familia en general: la adopción, qué heredamos de nuestros familiares, si nosotros escogemos la familia, cómo es la estructura familiar cuando hay una matriarca al mando, si nuestras mascotas llegan a ser nuestra familia e incluso si podemos considerarnos como una familia constituida cuando hablamos de solo dos personas e incluso de una sola.
«This is us», «El clan», «Peaky blinders», «Vikingos», «Amsterdam» y «Trying» fueron producciones que nos ayudaron a dilucidar nuestras conclusiones en cada capítulo.
En cuanto a Succesion seguro hay mucho más por decir, sobre sus otros personajes, sus otras subtramas y su crítica mordaz a la sociedad moderna, al sistema, a la derecha y el poder.
Finalmente y después de estos capítulos podemos decir que sí, que como reza el dicho «Familia sólo hay una» pero es la que nosotros decidimos crear y conservar a través de nuestros símbolos, rituales, tradiciones, empatía y vivencias.
Ustedes son nuestra familia y por eso, desde ya, queremos invitarlos a que estén súper pendientes de nuestra próxima temporada donde nuestro tema central será la mujer.
En el cierre de esta tercera temporada quiero agradecer a todo el equipo de Alucine, somos un equipo grandote y lo somos por ustedes, los que nos escuchan siempre y a los nuevos escuchas que han llegado de varios países como Argentina, México, Chile, Alemania y Estados Unidos.
Sin importar dónde estés escuchando este capítulo, suscríbete a la plataforma de audio que prefieras, pasa la voz.
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Soy Paola Arcila y recuerda que somos los del logo del jaguar, nos escuchamos pronto en nuestra cuarta temporada.
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🎙🕵🏼 Voz: @paolaarcila
🧑🏽💻 Investigación y guion: @dejesumensaje
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