Violencia de género en el matrimonio: cómo Querer y el caso Pelicot retratan el abuso silencioso

Violencia de género en el matrimonio: cómo Querer y el caso Pelicot retratan el abuso silencioso

Acabo de ver una miniserie que me tiene roto por dentro. Se llama Querer.

Es la historia de Miren Torres, una mujer, una esposa y una madre que denuncia a su marido por 30 años de violencia sexual en el matrimonio. Se estrenó en Movistar Plus+ el 17 de octubre de 2024, justo un mes después de que comenzara en Francia el juicio contra Dominique Pelicot, el hombre que drogó y violó a su esposa Gisèle Pelicot durante más de una década.

No quisiera detenerme demasiado en la historia del caso Pelicot, pero es importante para entender la gravedad del problema de la violencia de género y la lucha por el reconocimiento de las víctimas.

No saber

Entre 2011 y 2020, Dominique Pelicot suministró tranquilizantes a su esposa Gisèle para dejarla inconsciente y así poder abusar de ella, en compañía de una red de hombres reclutados a través de diferentes plataformas en línea. Este patrón de abuso salió a la luz cuando Dominique fue arrestado por grabar videos debajo de la falda de varias mujeres en un supermercado.

Durante la investigación, las autoridades registraron su computador personal y encontraron miles de imágenes y videos de los abusos cometidos contra su esposa, abusos de los que ella ni siquiera tenía conciencia.

Si tu reacción es de incredulidad o de no entender cómo pudo suceder algo así, te pido que te detengas. No llenes el espacio de la duda con certezas.

Gisèle Pelicot renunció a su anonimato durante el proceso porque, como dijo, “la vergüenza debía cambiar de bando”. Sin embargo, la realidad es que los hombres juzgados aseguraron, en su gran mayoría, no haberse dado cuenta de que la mujer estaba drogada.

Estamos hablando de hombres “normales”, con trabajos y familias, que aceptaron la invitación de otro hombre para acostarse con la esposa de este. Pero insisto: de eso no es de lo que quiero hablar.

El bombardeo constante de estímulos al que nos someten los algoritmos de las plataformas digitales nos ha anestesiado. La violencia ya no nos provoca reacción alguna, a menos que la llenemos de adjetivos extremos que nos permitan “comprenderla” como aberrante.

Por eso, precisamente, es tan importante lo que pasa con Querer y la forma cómo nos muestra la violencia de género, el abuso y la agresión en el matrimonio.

No querer

Miren pensativa en un café

Querer es una miniserie creada por Alauda Ruiz de Azúa, la directora de la película española Cinco lobitos. Está protagonizada por Nagore Aranburu en el papel de Miren, una mujer que decide denunciar a su marido, Íñigo (Pedro Casablanc), por una violación sistemática a lo largo de 30 años de matrimonio. Esta decisión provoca una ruptura familiar que afecta también a sus hijos, Jon y Aitor.

A lo largo de cuatro episodios —“Querer”, “Mentir”, “Juzgar” y “Perder”—, la serie muestra los efectos de esta denuncia en la familia y, en particular, los resultados del juicio. No solo en los estrados oficiales, sino también en los círculos sociales y familiares de Miren. Cuando una persona denuncia, el juicio no se centra únicamente en el victimario, sino también en la víctima.

  • ¿Dice la verdad?
  • ¿Por qué ahora y no antes?
  • ¿Qué tipo de mujer es?
  • ¿Por qué quiere afectar a toda la familia?
  • ¿Por qué no dijo que no?
  • ¿Por qué nunca hizo nada?

A diferencia del caso Pelicot, Íñigo no drogaba a Miren. Aunque ambos tenían una vida sexual activa, esta se daba de forma consciente pero no voluntaria para ella. No era por deseo, sino por miedo. Miedo a las reacciones de él, a sus estallidos de ira, a sus momentos de acelerar el carro, a sus frases descalificadoras y a su constante necesidad de recordarle lo poco que ella y su familia valían.

Para darle realismo a la serie, Alauda Ruiz de Azúa, junto a sus coguionistas Júlia de Paz y Eduard Solà, llevó a cabo un arduo proceso de investigación. Se reunieron con asociaciones de víctimas, psicólogos y abogadas, además de asistir a juicios y repasar denuncias.

Si esta historia es valiosa, es porque no hay morbo en ella. No hay espectacularidad. La violencia que Miren denuncia no la vemos hasta el último capítulo, de forma sutil, pero no por eso menos dolorosa o menos efectiva. Es una violencia sin golpes. Sin forcejeos. Una violencia que sólo se entiende cuando somos conscientes de cómo limita la libertad de la víctima.

Y ese es justamente el punto. No se trata de a quién le creemos y a quién no. Se trata de lo que aceptamos como normal, de cómo entendemos el consentimiento, del peso de las acciones o frases que claramente dicen: no quiero.

Íñigo actúa como muchos hombres que creen firmemente que no están haciendo nada malo. ¿No tenía derecho a querer estar con su esposa? Y sí, pero como se señala acertadamente en un artículo de la revista Esquire sobre la serie:

“Si nos acogemos a la segunda acepción del verbo querer en el diccionario [tener voluntad o determinación de ejecutar algo] y la aplicamos a nuestros sentimientos hacia otro ser humano, en realidad estamos expresando nuestra intención de poseer a ese alguien, sin importarnos demasiado ni sus deseos ni su libertad de elección.”

Amparado por un sistema, una cultura y unas costumbres que claramente lo beneficiaban, Íñigo sometía a su esposa no solo a través del miedo, sino mediante una combinación de violencias: la económica, la manipulación psicológica y el aislamiento. Aunque nunca fue violento en un sentido físico, fue hasta cuatro veces más violento por acumulación e iteración.

Alauda retrata en Querer una realidad demasiado cercana. Todos, en algún momento, hemos sido testigos o incluso partícipes de la violencia. Basta con anular la libertad de alguien para convertirnos también en victimarios.

La de Miren es sólo de una de las millones de historias de mujeres que no pueden ser totalmente libres. Detrás de la idea de “mujer” se esconden cargas (sexuales, religiosas, familiares, biológicas) que limitan y enmarcan su existencia en el mundo.

Sí, la vergüenza debe cambiar de lado. Pero lograr que colectivamente entendamos el peso de lo que aceptamos como normal cuando, en realidad, va en contra de la libertad femenina requiere muchos más espejos como el de Querer.

Recursos de ayuda en Colombia

Si tú o alguien que conoces sufre violencia de género o abuso en el matrimonio, aquí tienes algunos recursos de ayuda en Colombia:

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